[1] Se trata de una lista provisional, abierta, caótica… Ahora son 25 las provocaciones, pero mañana… ¿quién sabe? La idea es que otras personas reaccionen a este intento de sistematizar y problematizar, en unos cuantos ejes o temas, las cuestiones fundamentales de la “metodología” de la participación comunitaria. Así que… a reaccionar, amigos y amigas.
[2] Provocar: “incitar a hacer algo”. ¿Esa es nuestra misión, nuestra tarea, no?
[3] Estas “incitaciones” van dirigidas a quienes, desde la Animación Sociocultural, la Educación Popular, el Desarrollo Comunitario, la Educación Social, el Trabajo Social, la Promoción Cultural… (y todas las demás “disciplinas” que seamos capaces de inventar, incluida la Acción Política), se encuentran en su práctica -antes o después- con la necesidad de la participación comunitaria. Y, si no se la encuentran, es que algo está fallando ¿No?
[4] Para no complicarnos las cosas, hablamos de la “Comunidad” como “la población que vive en un mismo territorio físico y/o cultural” (a veces, una “comunidad”, un grupo o un sector de ella, podrá identificarse mejor en función de factores culturales que geográfico-físicos). Echadle un vistazo a lo que ha escrito y sigue escribiendo Marco Marchioni sobre su experiencia de trabajo en la comunidad.
[5] Ver, mucho más a fondo, “Democracia Radical”, concepto muy reciente, y revisar el de “Democracia Participativa”.
[6] Concepto superador aportado (o utilizado) por Orlando Fals Borda. Los sentimientos, las emociones, como categoría sociológica que no pueden faltar en el análisis.
[7] Definición de “Sujeto” (“piensa, dice y hace por si mismo”) oída a Ignacio Fernández de Castro
[8] Y en armonía con la Naturaleza, habría que añadir.
[9] Creemos en ello, y trabajamos por ello. Trabajamos en la construcción de esa utopía.
[10] Ver mucho más a fondo, la reflexión creciente sobre “Capital Social” en Adela Cortina, Robert D. Putnam.
[11] Es un medio “oportuno” porque responde a las necesidades del momento histórico, a la existencia de una comunidad social, una sociedad apática, desestructurada, adormecida por las promesas y los efectos del neoliberalismo y por el fracaso del “socialismo real”. Paradoja: por distintos caminos, en distintos contextos, hemos llegado a los mismos resultados.
[12] Sobre la Revolución Etica, ver a fondo, Carlos Núñez, Dalai Lama, Fernando Savater, José Antonio Marina, y otros muchos, que cada día suman sus voces a esta llamada.
[13] Las empresas multinacionales ya han descubierto las ventajas –en términos de eficacia- de la participación y el trabajo en equipo frente a los modelos verticales y autoritarios (aunque reserven para unos pocos las decisiones fundamentales, como el reparto de los beneficios). Falta saber que van a hacer con la participación (ya sabemos lo que dicen) los movimientos sociales y la izquierda en general.
[14] Parece difícil participar mientras se duerme, aunque puede ser interesante explorar y experimentar en esta dirección, pero, decididamente, no pueden considerarse “participación” las siestas que echamos en algunas reuniones, por ejemplo.
[15] ¿Es posible la “no participación”? ¿La inhibición no es una forma de tomar parte, de tomar partido o postura? (Echarle un vistazo a la “no neutralidad” de Paulo Freire).
[16] En Cádiz, por ejemplo, el Carnaval, la Semana Santa, el Fútbol, el “chapú” y la supervivencia diaria, etc. Tal vez, lo que queremos decir –cuando nos quejamos- es que “la gente de la comunidad no participa en lo que a NOSOTROS nos parece necesario e interesante”. ¿El problema está en nosotros, y nosotros sin saberlo?
[17] Sobre los factores, externos e internos, que influyen en la motivación hemos hablado muchas veces, en otros textos. No nos enrollemos.
[18] Esto del aprendizaje permanente, clave fundamental de los procesos de participación comunitaria, es lo que nos permite hablar, en mi opinión, de Educación Popular.
[19] Sería bueno saber por donde ha ido el debate que, hace años, se planteaba en América Latina, y en el ámbito de la Educación Popular en particular, sobre el “poder popular” y su construcción. Sería muy interesante saber también como ha ido reconstruyéndose el concepto de “poder”, a cuenta de la reflexión sobre el famoso “empowerment”, traducido como “empoderamiento” (que me suena fatal). ¿El poder se “construye” desde la base social o se “toma” de los de arriba? ¿En todo caso, serviría de algo “tomarlo” arriba, si no somos capaces de “construirlo” abajo? El problema está -antes, durante y después- en la “construcción del poder” en la comunidad.
[20] En este punto del PODER es donde esto de la “participación comunitaria” encuentra sus límites y las mayores resistencias “externas”. A nadie, a ninguna estructura de poder, a ningún gobierno, a ningún nivel… le gusta compartir el Poder, las decisiones, la disponibilidad de los recursos… todos tienden a concentrarlo y acumularlo. Esta es una tendencia general, más allá de los discursos, que se produce en lo micro y en lo macro. Hemos de remitirnos al “cambio de las personas” -¿La Revolución Etica?- como condición del cambio de estructuras y del cambio social.
[21] Saúl Alinsky llega a decir: “Primero la organización, después el programa.” ¿Se trata de una exageración o es el reflejo de la importancia de lo organizativo? Sobre la Organización, y en particular sobre la Organización Comunitaria, sus formas, sus modelos, sus procesos, sus metodologías, cabe reflexionar, sistematizar, contrastar, investigar, escribir mucho más. (¿Quién nos “provocará”?) Aquí, en lo organizativo, está una de las claves de la participación comunitaria. Con frecuencia, los Movimientos Sociales, las asociaciones, los colectivos y organizaciones populares, han centrado su atención en la consecución del objetivo, descuidando lo organizativo, que parecía meramente una cuestión funcional, y olvidando que –precisamente- se trataba de una condición necesaria para poder alcanzar el objetivo. ¿Cómo organizarse de forma eficaz, sin perder la coherencia con los valores que decimos defender: libertad, igualdad, solidaridad, participación, cooperación, trabajo de equipo, cambio, transformación, aprendizaje, búsqueda, sinergias, mestizaje…?
[22] No confundir: hablamos de la organización participativa, la que se construye para facilitar la participación, no para dificultarla, manipularla o impedirla (ver “Burrocracia”).
[23] Es una relación como la del baile, el tango, por ejemplo: hay que mover varias partes del cuerpo a la vez, siguiendo el ritmo de la música, al mismo tiempo que la compañera o el compañero de baile, conjuntando los movimientos de ambos, sin una pauta fija y estricta, cambiando de movimientos y ritmos según cambia la música, poniendo en ello los 5 sentidos, todo el sentimiento y la emoción que la música nos transmite. No es fácil, pero se logra con un poco de sensibilidad, mucha escucha y, sobre todo, con la práctica.
[24] Hecho (la diversidad humana) sobre el que no caben “juicios morales” (bueno o malo), como sobre las diferencias de color, edad, sexo, clima, contexto, etc. En todo caso, cabe reconocerlo como una potencialidad, una riqueza, una oportunidad para la creatividad y el mestizaje.
[25] El “aprendizaje de la participación” es una asignatura fundamental pendiente. Ni en la familia –en términos generales- ni en la escuela –en términos más generales aún-, ni en la práctica social, cultural, política, etc. –generalizando a tope- se desarrolla adecuadamente este aprendizaje. Con frecuencia, el aprendizaje común es de “contravalores” y actitudes viciadas que dificultan la participación (inhibición, delegación, subordinación, pérdida o sometimiento del espíritu crítico, falta de cuestionamiento, etc.). Hay por tanto dos tareas pendientes: el “desaprendizaje” de valores y hábitos contra-participativos, y el “aprendizaje de la participación”. Pero… ¿dónde realizar ese aprendizaje? El Desarrollo Comunitario debe ser una escuela de participación.
[26] Esta “integralidad” abarca toda la vida de la comunidad, que es una sola, contradictoria y compleja pero una, en la que se integran aspectos culturales, económicos, sociales, políticos, de salud, de vivienda, de educación, de… todo. Se entre por donde se entre a la vida de la comunidad, se encuentra la integralidad. Otra cosa es que nos hagamos los tontos y miremos para otro lado.
[27] Hemos comparado a menudo el proceso de construcción de la participación comunitaria con el maratón, frente a las carreras de velocidad (100 metros lisos, por ejemplo) que requieren una fuerte “explosión” física que ha de mantenerse a tope durante poco tiempo. En el matatón -como en el proceso de participación comunitaria- se trata de “resistencia”, de graduar el esfuerzo y mantener el ritmo durante mucho tiempo.
[28] A Franco, el dictador, se le atribuye una famosa frase: “sin prisa pero sin pausa”, que nos viene bien para representar lo que queremos decir. Para ese mismo fin, también nos vendrá bien un repaso al I Ching, el milenario “Libro de los Cambios” chino, que nos avisa permanentemente de la importancia de la perseverancia, la paciencia, la humildad, la fuerza de lo pequeño… Tampoco nos vendrá mal recurrir al poeta, en este caso Antonio Colinas, cuando nos dice: “lo importante es sembrar”.
[29] Esas necesidades e intereses pueden no coincidir con nuestro “análisis y diagnóstico de necesidades”, pero si queremos que en algún momento quienes forman la comunidad lleguen a identificar por si mismos esas otras necesidades o intereses más “importantes” (siempre desde nuestra perspectiva discutible) habremos de partir desde los que, aquí y ahora, la gente de la comunidad siente como propios.
[30] Otra cita pendiente: la espiritualidad oriental, su sentido de la relación entre lo individual y lo global, su atención al interior, al “centro”, como núcleo de transformación, su sentido de la compasión (nada que ver con el nuestro), su sentido del tiempo… Desde esta espiritualidad (Osho, por ejemplo) se nos critica a los “occidentales” (también a los “revolucionarios occidentales”) nuestra excesiva atención a lo periférico, a lo exterior, y nuestra desatención a lo interior, a la transformación personal, como si fueran dos cosas distintas.
[31] Humberto Miranda, me envía una cita de Carlos Marx en la que dice: “en el vortice de este mundo la amistad es la única cosa importante en el plano personal”. Hasta el difunto Marx sabía de la importancia de la subjetividad.
[32] Saúl Alinsky avisa de que cualquier táctica que no sea satisfactoria o no produzca alguna forma de disfrute para quienes han de participar en ella, será un fracaso. Eso nos lleva a investigar (¿experimentalmente?) por los intrincados caminos de la satisfacción y el disfrute, individual y colectivo.
[33] Saúl Alinsky dice: “No hay cambio sin conflicto.” Pero, el miedo al conflicto es una constante en las personas, en las organizaciones, en los dirigentes, en los gobiernos…
[34] De nuevo, el famoso “empoderamiento” y la autonomía. Paulo Freire llamó a su último libro: “Pedagogía de la Autonomía”, como señalando que ésta es el fin último de cualquier proceso de aprendizaje, el mar donde se han de juntar todos los ríos.
[35] Mario Kaplún es un ejemplo de un educador popular, un promotor de la participación comunitaria que descubrió pronto la importancia decisiva de la comunicación en estos procesos, hasta el punto de que, a menudo, es difícil diferenciar los procesos de promoción participativa de los de comunicación popular.
[36] Sobre Pedagogía de la Pegunta, consultar desde Sócrates a Paulo Freire. A pesar de tan extensa bibliografía, parece que ésta también es una asignatura pendiente.
[37] Necesitamos traer una “cultura de la celebración” a la participación comunitaria, a las organizaciones sociales (probablemente ésta sea una de las propuestas metodológicas más fáciles y mejor aceptadas), frente a la “cultura de la militancia y el sacrificio” –de raíces netamente judeocristianas- de la que provienen nuestros viejos modelos organizativos. Vendría bien releer a Paul Lafargue, “El Derecho a la Pereza”, para no olvidar que el objetivo de la transformación social es siempre la felicidad y, añadimos, no cabe aplazarla (la felicidad) a cuenta de nada, de ninguna promesa futura, por lo que es preciso intentar encontrarla aquí y ahora, mientras vamos caminando, mientras la construimos.
[38] Ver “paternalismo” y “protagonismo” (de las personas promotoras). A menudo confundimos la información (sobre nuestros procesos, sobre nuestras prácticas) con la propaganda. Al final, lo que buscamos satisfacer, fundamentalmente, es nuestro ego.
[39] Los niveles de organización de la comunidad (autoorganización) y el estado de salud, la vitalidad participativa de sus organizaciones son fácilmente observables, como indicadores de evaluación de los procesos.
[40] Eso no significa “mirarse el ombligo” permanentemente, pero no creemos perjudicial la práctica periódica y regular de este ejercicio individual y colectivo: evita la aparición de barriga y la acumulación de polvo en ese íntimo rincón del cuerpo (individual y colectivo).
[41] A estas alturas está muy claro lo que plantea la “Teoría General de Sistemas”: son más fuertes las organizaciones, los sistemas que están más y mejor conectados con su exterior, con otras organizaciones y sistemas. Por el contrario, quienes viven cerrados sobre si mismos tienden a enquistarse y morir.
[42] El intercambio de experiencias entre grupos cumple, al menos, dos funciones: obliga a “contar” la propia experiencia (y por lo tanto a reflexionar sobre ella), y permite aprender de la otra experiencia y de su comparación con la propia. Todo son ventajas.
[43] Un tema sobre el que decididamente hemos de volver una y otra vez es sobre el “mestizaje”. Pienso que es una cuestión de la mayor actualidad: ¿cómo construir un pensamiento, una expresión y una acción que sean “mestizos”, para vivir en un mundo y un futuro “mestizos”?
[44] Dime lo que haces y cómo lo haces, no me digas lo que dices. O, también: “para tener la boca grande, es preciso tener el culo limpio.”
[45] También en el llamado “Tercer Mundo”, o en el Sur, o en la Periferia. Algunas experiencias merecen atención, como la de Mohamed Yunus y el Banco de los Pobres en Bangladesh.
[46] Esta “rama” tecno-metodológica del árbol de la participación comunitaria nos lleva muy lejos, y requiere un tratamiento específico ¿Cuándo?