Me llega este artículo que habla de nuevas formas de entender las empresas y a las personas en ella. Y como los valores de la gente, si además puede optar a elegir, escogen empresas con impacto social, buen trato, desarrollo personal y social con el entorno
Sostenibilidad económica, social y medioambiental. Las empresas ya asumen un papel vertebrador y buscan no solo minimizar sus impactos negativos, sino impactar positivamente. A falta de un estándar de evaluación y una meta clara, la sociedad contribuye al cambio con unas decisiones de consumo cada vez más éticas […]
”Para cambiar algo, lo primero que hay que hacer es detectar qué no se está haciendo correctamente”, explica Iriarte, que también es vicepresidenta de Sannas (Asociación de Empresas por el Triple Balance), que agrupa a unas 130 compañías a las que, además de ser rentables, les importa impactar positivamente en el entorno social y medioambiental. Ahí radica el análisis: si solo importa el producto o también dar sentido a lo que se produce y, sobre todo, a cómo se produce. Un triple balance basado en una triple sostenibilidad en la que la social y humana tiene dos caras: la que se da entre los propios trabajadores entendidos no como capital humano o un recurso más, sino como quienes dan sentido a las empresas; y la que se da entre los externos a la organización, es decir, proveedores, colaboradores y, por supuesto, clientes y usuarios. Una suma que da un paso más allá de los certificados de calidad o medio ambiente, responsabilidad social o políticas de conciliación e igualdad y se adentra en una visión más profunda, como exponen desde Sannas: “Las empresas no solo deben minimizar su impacto social y ambiental, sino que deben contribuir a impactar en positivo”.
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